Si la serpentina de tu risa pintara colores al viento.
Si de penumbra y de pájaro estuvieran hechos tus ojos.
Si fuera tu cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Si besaras besos de mar a dentelladas.
Si anhelara hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos.
Si en la quietud del aire respirara tu aliento y tu mirada.
Si tu cuerpo fluyera feliz entre mis manos.
Si tus ojos misteriosos dejaran mil sueños errantes y perdidos.
Si estar o no contigo fuera la medida de mi tiempo.
Si de verdad te hubieras callado para estar como ausente…
No tendrías la yugular hendida.
Ni las uñas arrancadas.
Y seguirías siendo espejo de mi carne y sustento de mis alas.
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