martes, 30 de septiembre de 2014

PIRANESI CONSTRUIDO

Publicado el 26 de abril de 2010

PIRANESI CONSTRUIDO,
de Javier Sarti
Algaida editores


El pasado lunes, 19 de abril, tuve el privilegio de participar en la presentación en L'Eliana de Piranesi construido, la última novela de Javier Sarti. Compartí la mesa con el autor y con Alfons Cervera. Ambos son dos de los pocos escritores que considero "necesarios" en el panorama literario de los últimos años. Necesarios para todos aquellos lectores que, más allá del mero entretenimiento, busquen en la literatura disfrutar de una sacudida interior, de un estremecimiento, de emociones y  conmociones. Dos escritores que preservan la dignidad de la literatura sin dejarse nunca arrastrar por tentaciones ni concesiones comerciales.
La novela de Javier Sarti ha merecido el último Premio Ateneo Ciudad de Valladolid; el más longevo certamen de novela después del Nadal. El premio goza, además, de un merecido prestigio por su limpia trayectoria, alejada siempre de las influencias que en tantos concursos literarios ejercen los cánones del mercado editorial.
Cuando conocí el título de la novela de Javier, ya me pareció arriesgado. Incluso el propio autor, conocedor de mi admiración por La memoria inútil, El estruendo y Blanca y Viernes , me comentó que Piranesi construido podía resultar una obra un tanto extraña, que era diferente a sus novelas anteriores. Sin embargo, nada más alejado de la realidad. Cada novela puede tener su temática, su ambientación, su escenario geográfico e histórico, sus personajes, su argumento... Pero Javier mantiene en ella su estilo preciso, impecable e implacable, su ritmo siempre hipnótico, incluso la temática de fondo abordando la reflexión sobre el sentido de la existencia no sólo desde la óptica particular de cada uno de los personajes sino también a través del análisis de la sociedad en la que nos desenvolvemos.
Procuré documentarme sobre el arquitecto y dibujante italiano. En cuanto descubrí las imágenes de su obra, especialmente las de sus cárceles inventadas, me resultaron familiares. Atrajeron a mi memoria escenas literarias y cinematográficas sin identificar con exactitud, pero que me hicieron pensar en autores como Borges, Kafka, Allan Poe o Lovecraft, en lo literario, y en algunas películas fantásticas, de terror, o incluso del cine  en blanco y negro de los años cuarenta y cincuenta.
Piranesi fue un arquitecto, investigador y grabador veneciano del siglo XVIII. Una de las figuras más importantes del neoclasicismo. Realizó más de 2.000 grabados de edificios reales e imaginarios, estatuas y relieves de la época romana.
Carceri d'Invenzione, su colección de grabados más sorprendente y famosa, la realizó entre 1745 y 1760. Son espacios inmensos, lóbregos, asombrosos e inquietantes. En ellos manifiesta su calidad como grabador pero sobre todo una imaginación inusitada para crear atmósferas interiores fantásticas. Prisiones de una escala grandiosa, lúgubres, atravesadas por amenazantes puentes y escaleras cegadas o interrumpidas que no conducen a ninguna parte, cruzadas por gruesas lianas que penden oscilantes, acompañadas de instrumentos alarmantes y enrejados extraños, tenebrosos. Junto a todo ello, la llamativa pequeñez de la figura humana ayuda a dilatar aún más esas estancias poderosas donde las diagonales de luces y las sombras sesgadas parecen entablar un siniestro desafío. Las cárceles de Piranesi nunca fueron construidas ni fueron diseñadas para albergar a nadie. Los grabados transmiten sensaciones de claustrofobia, pero también de agorafobia, pues si algo resulta angustioso más allá del tormento de la prisión es la representación de un mundo exterior sumido en la violencia, en la barbarie.  Son unos territorios fuera de toda medida, ajenos a toda razón, creados por una fantasía desbordada. No es de extrañar que ejercieran gran influencia en el Romanticismo del siglo XIX y fueran tan considerados por el Surrealismo del XX.
Son imágenes a medio camino entre la realidad y la fantasía, cargadas de ambientes opresivos, que nos conducen a un mundo vinculado con la ulterior perspectiva kafkiana de la realidad. Del mismo modo, en el universo de Borges, con sus geometrías imposibles,  geografías inventadas y matemáticas imaginarias, podemos hallar evocaciones similares, incluso alusiones directas a las estructuras alucinantes de Piranesi en cuentos como El Aleph o El inmortal. También Allan Poe en El pozo y el péndulo parece influenciado por esa atmósfera
El cine tampoco ha sido ajeno a las influencias del veneciano. La escalera de la biblioteca en El nombre de la rosa, las prisiones en la reciente Shutter Island de Scorsesse; el tratado sobre las sombras que supone El extraño de Orson welles, con sus escaleras, sus laberintos y sus calles provenientes de un mundo onírico.  O Metrópolis, de Fritz Lang, con su "antiutopía" para un futuro cercano, como de alguna manera ocurre en la novela de Javier Sarti.
Piranesi construido no es una novela al uso. La obra no se presta a la indagación sobre misterios, la interpretación de códigos ni la resolución de enigmas. En definitiva, nada tiene que ver con el género de la intriga histórica, tan socorrido para el mundo editorial en los momentos actuales, ni tampoco con la vida y obra del grabador. Piranesi y su obra, en la novela de Sarti, no son más que una excusa, un referente que actúa como hilo conductor.
Redactada en clave "onírica, alegórica o surrealista", según ha explicado el autor la obra "no está escrita ni en un tiempo presente ni futuro, sino en uno aparte", y "es un poco una parábola del mundo que se nos viene encima y que aún podemos evitar".
El protagonista de la novela ha conseguido que Piranesi sea construido, ha materializado en realidad un sueño, tal vez una pesadilla. Ha convertido esa construcción en el proyecto capital de su vida frente al caos y el sinsentido del mundo exterior. Dialogada entre dos personajes, en tiempo real, atrapa desde las primera líneas. Se lee con facilidad gracias a la maestría narrativa del autor, que sabe convertir las hondas reflexiones de los protagonistas en un thriller psicológico y filosófico inquietante, en una pugna entre ambos y la visión, en apariencia contrapuesta, que cada uno de ellos ofrece de nuestro mundo. Como en un grabado de Piranesi, la claustrofobia del interior y la agorafobia del exterior, la pugna permanente entre las luces y las sombras, la disputa sin tregua entre realidad y fantasía, entre el protagonista y el antagonista. Aunque no espere el lector encontrar al primero con la característica identidad del héroe ni al segundo con la del villano. No espere, tan siquiera, tratar de definir a quién, en este sentido, representa cada cuál. El mundo como una realidad caótica y atroz, llena de dolor y carente de piedad, sin un sentido ni una finalidad superior.
La escritura de Sarti es siempre seria, selecta y precisa. A través de los diálogos imprime un ritmo con el que no sólo desarrolla la exposición de ideas, sino también una tensión que avanza in crescendo. Va tejiendo una tela de araña para construir el carácter de los personajes y, simultáneamente el del mundo en que vivimos y al que podemos abocar. Como en sus anteriores novelas, subyace la preocupación por el sufrimiento y la soledad, la búsqueda de una felicidad imposible, el conocimiento y la duda sobre qué es, en realidad, la realidad. El perdón y la venganza, el amor, la muerte, la información, el arte, los poderes públicos, la deriva de la sociedad. No aporta, deliberadamente, moralejas ni moralinas, sus historias nos conducen siempre al escepticismo, la duda, la incredulidad, la incertidumbre... Pero esa incredulidad frente al mundo que nos rodea, frente a nosotros mismos, no representa la idea final: en sus novelas constituye un punto de inflexión, aunque detrás de ese punto sólo encontremos el fin de la historia. Hacia dónde discurre nuestra vida individual y colectiva aparece como un destino abierto. El punto de inflexión marca el epílogo en sus obras, pero, tal vez, el principio de un rumbo a elegir por el lector, aun a sabiendas de que la huida es imposible.
Sin duda, una novela imprescindible.

No hay comentarios: