Aún hoy siento (sentimos) cierto rencor hacia el ginecólogo por
administrar a mi (nuestra) madre un fármaco en vías de experimentación.
¡A causa de unas simples hemorroides! La cuestión es que vine (vinimos)
al mundo con este lamentable aspecto y condenado (condenados) a
soportarnos. La circunstancia me (nos) ha acarreado incontables
dificultades de convivencia: reyertas por mamar de la misma teta,
discusiones por dormir de uno u otro lado, guantazos para escoger la
fulana con la que enredarnos... Resulta incómodo esto de ser bicéfalo.
Únicamente llegué (llegamos) a un acuerdo cuando elegí (elegimos) vivir
del cuento. Lo malo es que yo trabajo de escritor, y éste, de crítico
literario.
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